lunes, 4 de septiembre de 2006

DÌA CUALQIERA CUALQIERA

Inmersa en el estóma9o del caracol. Nuestro despacioso andar de baba (la transparencia viscosa se asemeja a estas palabras) es todo mi rastro, mi único vesti9io de ke lato en la tierra. Tejiendo la pinche indiferencia del día. Hoy otra vez. Mil veces. Maldiciendo siempre a la vez que rezando. Pido por el pan de todos los días y lo que se me devuelve es la anorexia, jajaja anorexia simple para mi cuerpo tirado. Ya qué.
Puedo ponerme a serenar bajo la madre luna, en estos momentos correría a mi anti9uo cuarto a des9ajarle las paredes, a recordarle además porqué se inventaron las puertas y repetir el mismo conjuro que lleva años cayéndome en los ojos, vaciándolos. Ese es mi e9oísmo y mi fórmula salvadora. Es mi almohadón oscuro. Sin embar9o ya la música en las barricadas está puesta, y muy por aparte, en mi cabeza también: Lograr, Sanar, Hacer, Soñar, en fin... Habrá que ir, hay que hacer el sueño colectivo de color incierto. La depre se puso en huel9a.


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