martes, 24 de octubre de 2006

UN POCO PLANTA

Roer los días, vivir mis días, construírme, parirme de la cama de la indiferencia. ¿Qué puedo decir? mis sentidos están abiertos y libres pero mis personajes pre9untan, me miran, encerrados en el pequeño espacio de mi cráneo quieren saber toda mi in9enua historia, car9an conmi9o la vida y hablamos por horas secretamente. Afuera el hastío, o el sólo caminar, suponer. Ya el deseo no está conformado correctamente como para ser una opción, sólo suponer.
Al9o que también supon9o es que vivo, porque esas raras sensaciones narradas en la ventana del mundo en ocasiones lle9an a tocarme.
Pero esta vez mi canal sensitivo si9ue abierto y sur9e la infeliz idea de no morir pronta y tranquilamente.
¿Y aquí qué? los que amo caminan con la cara del diario sobre mí que estoy tirada, anónimamente dispersa, me levantan maliciosos para que comience a roer el día. La que me acompaña quiere que viva como su ven9anza porque estoy seca. El que amo quiere al mundo en que no existo. Aunque (otra vez en voz baja) confieso que soy capaz del odio más tierno.
Que al9uien me acuchille, lue9o que al9uien reconozca mi cuerpo o mejor, lo desconozca. Que me apuntalen a una planta, uniendo también nuestros pulmones, nuestros ojos, nuestra san9re y savia y que se me permita secarme por completo.

.

Poema prestado

Haré una excepción y pondré al9o de un poeta llamado Rodolfo Bucio, porque es lo ke me podría cuestionar hoy si no sujeto fuerte mi corazón que eleva este pesado viento.








¿Será esto la muerte? Recuerdo las historias dormidas. El ronrroneo del 9ato (¿real?) me trae olores, flores, sinécuras. Quiero quedarme quieto, no mirar otra vez por las ventanas de mi alma. Sí, recuerdo cuando hablaba, cuando las palabras si9nificaban al9o para mí. Ahora 9uardo silencio, me enconcho. Creo que ya no existo. ¿Esto es la muerte?












.

Dormir

Dormir es al9o reparador y necesario para el cuerpo, es al9o normal que todos hacemos pero hay ocasiones en ke las connotaciones son muy diversas. En al9una época de mi vida, ya no pude car9ar más y no era posible levantar mi cuerpo así ke dormía y dormía y era un manera de estar a salvo del mundo.

Dormir. La evasión momentánea para la cobardía. Soñar...con todo el cuerpo. Inmovilizarse casi. Encerrarse en la piel.

Sin asirse, abrazar suave a la oscuridad tranquila. Irse de akí.
Dormir, leer, dormir, leer, dormir.

¿Me voy a curar? ¿estoy enferma?

Dormir y comer
quiero tra9arlo todo atropelladamente. asquerosamente. es preciso vomitar el mundo. sentirlo en el estóma9o y pensarse llena, harta torpe indispuesta.

Y el sueño prolon9arlo hasta las 12 o la una, así nos ahorramos bastantes horas indeseadas.

lunes, 16 de octubre de 2006

jueves, 12 de octubre de 2006

ORILLA DE MI FALDA SUCIA


Orilla de mi falda sucia
donde las bacterias se reproducen
futilmente,
donde la existencia crece
como un yerbarajo.

Yo sentada
en una silla de madera,
pequeña.
Sólo foco de luz llorosa
a medio jardín intermitente.

Debajo de mi falda una foto tuya
bautiza mi camino.



*Fot. Flor Garduño, Tree of life.

martes, 10 de octubre de 2006

FALTA Q UN PERRO...

Claro ke me parece criminal tener ke trabajar los sábados; después de esa sensación de liberación ke dejan los viernes, retomar el sábado la rutina laboral es un martirio psicoló9ico. Peor aún cuando se ha aprovechado el viernes para olvidar que existen las responsabilidades -ke no obli9aciones- tomando cerveza tras cerveza, fumando y dispersándose... eeea, compartiendo con los ami9os, mismos que al día si9uiente estarán confortablemente durmiendo mientras yo akí chambeándole. Eso también es horriblee!, la envidia me corroe! Uno se acostumbra, claro. Lo malo son días como este en que el cosmos parece estar en mi contra más descaradamente ke nunca: mis zapatos se esconden, la ropa está sucia, está nublado y no encuentro un solo suéter, ni las llaves ni mis pastillas ni los discos; los camiones tardan minutos eternos, los que pasan van hasta la madre, esperé un taxi y después de casi diez minutos me di cuenta que no iba a pasar; era tarde, mi anti9ua 9astritis resucitó, los ojos me ardían, un camión me salpicó lodo en los pies y trai9o huaraches... para acabarla de amolar. Enfurezco, desespero, me decido a tomar un camión y al buscar mi cartera... ¡¡¡maldita sea no está!!! ¡¡carajo!! ¡me lleva...! Pienso que tal vez el dios bíblico sí existe y definitivamente esto es una ven9anza por la multitud de injurias que me ha merecido su mafiosidad y miso9inia y las tantas carcajadas que he saboreado parodiando su disimulado e9ocentrismo. Sí, "Diosito" existe, ¡maldito sea!Tuve ke re9resar las 8 cuadras hacia mi casa, tres son de subida y una es muy lar9a. Ahí voy, caminando, cruda, encabronada, bajo la mirada del "Señorito" que se ríe desde los cielos, los semáforos también conspiran contra mí, el tiempo corre. Paso por la cocina económica y miro su reloj : 9:30. Lle9aré tarde, muuy tarde!
A9osto 06

lunes, 9 de octubre de 2006

ESKIRLAS COBARDES / OAX.06


Sólo esquirlas cobardes
para pretender nuestro silencio.

Los mismos animales
lloviendo su miseria,
queriendo que creamos su mundo
y bajemos la cabeza.

Sonríe idiotamente el cuerpo mecanizado,
Fuerza Pública lo llaman
y el imbécil se siente "hombre".

Pobre,
por un momento supo el poder.
Mientras 9olpeaba al hermano
lloraba la pobreza de su 9ente
sin saberlo.

Nos tapan la boca
porque no pueden dejar de oírnos,
porque nunca robarán nuestra palabra.

Sólo esquirlas cobardes que no tocarán jamás
como las balas de nuestro corazón humano.

*Fot. Xanica.

domingo, 8 de octubre de 2006

DANZA TILANCHI

para Helena


I

Ojos-a9ua
ndute
hondonada verdiazul
en nuestro cuerpo

Insondable
hermana de las voces
abri9amos una danza permanente
de 9rito y soledad
que parece repetirse
¿la sufrimos ?
No
es el movimiento de nuestra alma
¡Ollin!
maravillosa palabra de los Viejos Abuelos



Lue9o tocaremos el mundo:


Hay que ver el cielo
hay que ver la tierra
hay que cerrar los ojos para soñar a 9usto

*Fot. Flor Garduño, Danza.

miércoles, 4 de octubre de 2006

Buscándome


Y cuando una siente ke se keda desnuda a media calle, o en este callejón en ke se nos convierte la vida de pronto, cómo hacerle para señalarnos, apuntarnos nosotros mismos con el dedo mientras decimos "Yo" con toda la se9uridad de ke no incurrimos en e9oísmo y de ke hablamos con certeza. Cuando un día despertamos en nuestra cama, asimilando poco a poco ke estamos solos y ke la noche y las 9entes se han ido, cómo le hacemos para abrazarnos a nosotros mismos y decir "continúa" si en ese abrazo parecemos hundirnos en un hueco. Cuando sentimos ke caminamos y no andamos, ke hablamos y no decimos, ke estamos pero no sentimos, cuando nos ocurre la 9ran des9racia de perdernos a nosotros mismos y vamos por ahí diciendo nuestro nombre para recordarnos. Repitiendo...
Esos momentos en ke aun esta palabra me parece ajena y lejana.
Pero hay un latido siempre, hay nubes siempre, somos nubes, cambiando constantemente y sin embar9o siendo la misma materia en diferentes concentraciones. Hay un latido raro sin embar9o, que nos empuja cada mañana y nos echa a andar, pero volvemos por la noche sobre los mismos pasos y a9radeceremos ese instante ke la muerte nos presta en el dormir. Un latido inconstante que alza y derrumba, que traiciona siempre.
Sin embar9o uno más, otro latido verdaderamente má9ico, con el ke hemos vivido siempre en el interior, esa flor colorida, hermosa, viva ke soñamos aún en la penumbra de nosotros mismos. Latido que nos une a la tierra y al aire y al a9ua y a todo y a todos, que señala nuestro corazón con nuestros ojos, y por ese pulsar... volveremos a encontrarnos, a decir nuestro nombre con amor, a pronunciar la vida y esco9er nuestro camino verdadero, volveremos a abrazarnos y a sentirnos, a reír lo que habíamos olvidado. Ese latido es el ke me hace creer en este momento, porke lo oi9o llamarme, deseo el momento de asomarme nuevamente al a9ua de curación llena de pétalos rojos y encontrar ahí mi cara, mi rostro. Para poder compartir el mundo y hacerlo un poco más bueno.

Desde akí a Hernán y a Wons un abrazo.
junio(?) 2006.

*Fot. Flor Garduño, Abrazo de luz.